lunes, 21 de febrero de 2011

ETICA AMBIENTAL

La ética juega un papel primordial en el manejo del ambiente y, por ende, debe ser pilar fundamental en todo proceso de educación ambiental. Incidir en la sensibilización y en la concientización de los colectivos para que su comportamiento genere nuevas formas de relación con su ambiente particular y global es uno de los propósitos más importantes de la educación para el ambiente.

Las alternativas de solución a los diversos problemas ambientales deben ser el producto de las decisiones responsables de los individuos, las comunidades y en últimas de la sociedad, atendiendo a los criterios de valoración de su entorno, íntimamente relacionados con el sentido de pertenencia y, por ende, con los criterios de identidad.
www.gestiopolis.com/.../la-etica-ambiental.htm




La ética de la utilidad y el consumo es cuestionada como estilo de vida ecocida, por cuanto conduce a la proliferación anárquica de ecosistemas artificiales desestabilizadores. La ética ambiental desempolva antiguas virtudes como la frugalidad (productiva y reproductiva) y escribe una nueva tabla de valores revelada por la naturaleza[4].
La filosofía ambiental inspira la utopía de una civilización ecológica e impulsa un nuevo proyecto político (económico y social) en la humanidad posmodema. Por de pronto, se denuncia el peligro de la dinámica expansiva de la civilización industrial misma y se replantea a radice la dialéctica del progreso. El concepto moderno de progreso cuantitativo -crecimiento material, expansión productiva, aumento del confort y de la población global, etc.- ha ingresado en un decisivo cuestionamiento (progreso no es un concepto que implique necesariamente un valor positivo: hablamos del progreso de una enfermedad, y el crecimiento desordenado es la filosofía del cáncer)[5]. Se propone un paradigma alternativo al paradigma de desarrollo tradicional, uno que eleve globalmente la calidad de vida, un desarrollo técnico con miras al crecimiento cualitativo, a la creación y preservación de las mejores condiciones humanas. La humanidad se enfrenta planetariamente a la tarea de planificar su propio crecimiento en función de sus condiciones naturales de vida, dañadas por la civilización industrial[6]. Pero la cuestión ecológica tampoco se resuelve con una tecnocracia política o ecodictadura universal: hace falta la educación en una nueva ética civil o cultura moral, a partir de la naturaleza como proyecto axiológico.


 

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